Hablando con Guadalupe Martín

Conociendo a nuestros artistas

Una charla con, Guadalupe

Martín, una guitarrista en nuestro Festival

En el vasto panorama de la música clásica contemporánea, Guadalupe Martín se ha consolidado como una de las guitarristas más fascinantes y versátiles de su generación. Su virtuosismo, combinado con una profunda sensibilidad artística, ha cautivado a públicos de los escenarios más prestigiosos del mundo, desde recitales íntimos hasta grandes auditorios.

Como invitada especial del Festival Internacional Alborada Clásica, Guadalupe nos ofrece una perspectiva única sobre la riqueza del repertorio guitarrístico, un arte que, bajo sus manos, cobra una nueva dimensión de expresividad.

¿Cuál fue el momento exacto en el que decidiste que la guitarra sería tu compañera de vida?

A diferencia de otros músicos, no he tenido un momento que me haya marcado para decidir dedicarme a mi instrumento. Mi vínculo con la guitarra es afectivo y familiar, ya que la conocí de mano de mi padre. Tengo recuerdos y fotos de muy pequeña, en los que mi padre está tocando y cantando alguna canción de Sabina o de Brassens y yo estoy a su lado, siempre queriendo posar mis manos como fuera sobre la guitarra. Mis padres consideraban importante tener una formación musical y cultural, y cuando a los ocho años me preguntaron si quería apuntarme al conservatorio de Motril escogí la guitarra sin dudar. Sin embargo, no decidí hacer de ello mi carrera hasta relativamente tarde, en torno a mis 15 años. En ese momento empecé a plantearme de forma más seria hacia qué me quería dirigir en el futuro, y me di cuenta de que la música había sido una constante muy importante en mi vida, hasta tal punto que no me sentía capaz de prescindir de ella para dedicarme a otro oficio.

 

«La melancolía y la dulzura de la bossa nova me ha inspirado muchísimo»

¿Qué guitarrista o músico marcó profundamente tu forma de entender la música?

Uno de los guitarristas que tuve más presente al principio fue Narciso Yepes. Teníamos un CD que se llamaba “Para saber de guitarra”, con una recopilación de las obras más conocidas de guitarra clásica, y que siempre escuchábamos en el coche de camino al conservatorio. Lo escuché tanto que me sabía de memoria todas las obras, y soñaba con que llegara el día en que pudiera tocarlas yo… hasta que un día mi profesor me puso en el atril la partitura de Recuerdos de la Alhambra, de Tárrega, y sentí una alegría y una emoción indescriptibles.

Por supuesto, otra gran influencia ha sido Andrés Segovia, tanto por su estilo interpretativo (aunque pertenezca a otra época, y sea distinto del mío) como por su fuerza de trabajo y la enorme labor que hizo por la guitarra. Julian Bream es otro guitarrista que me ha marcado mucho, especialmente por su trabajo en el sonido, por su energía y su poesía tocando.

Fuera de la guitarra, en la música “clasica” ¿qué compositores te emocionan? ¿Y en el jazz, flamenco, música brasileña?

Una parte muy importante de mis influencias musicales son el jazz y la bossa nova, que descubrí también en el conservatorio de Motril y que me han cautivado profundamente desde entonces. La melancolía y la dulzura de la bossa nova me ha inspirado muchísimo, incluso extrapolándolo a otros estilos musicales. Jobim, Yamandu Costa, Caetano Veloso, Baden Powell… son algunos de mis artistas preferidos.

 

«Lamento que las élites políticas de nuestro país no consideren una prioridad ofrecer una educación artística de calidad y accesible a todos.»

La guitarra es el instrumento de España por excelencia, como ves su futuro? esté en auge o en retroceso en España y en el mundo? Porqué?

Es cierto que la guitarra es un instrumento con una presencia muy fuerte en España, pero no hay que olvidar que tenemos una tradición de muy buenos músicos también en piano, en saxofón o en violoncello, por ejemplo. España es, en general, una tierra de músicos, con una tradición musical muy fuerte, tanto popular como clásica.

Además, tras este riquísimo siglo XX musical, creo que ya no se puede decir que la guitarra es un instrumento exclusivamente español. La guitarra se ha internacionalizado, gracias a intérpretes como Segovia, Julian Bream o Ida Presti, y al interés que han mostrado por ella compositores de todo el mundo. En Latinoamérica, por ejemplo, la guitarra está omnipresente, y en Argentina incluso la consideran su instrumento nacional. En toda Europa hay un amor a la guitarra clásica y su repertorio que no ha parado de crecer.

Creo que es un instrumento que tiene un gran porvenir. Queda mucho repertorio maravilloso por recuperar y poner en valor, y hay muchos compositores actuales que se interesan a la guitarra, por la variedad tímbrica y las posibilidades armónicas tan interesantes que presenta.

Además, las nuevas generaciones de guitarristas están muy preparadas, y hay un nivel cada vez más alto. Hay mucha gente que quiere estudiar guitarra, yo lo constato cada año en el conservatorio donde enseño en París, donde la guitarra es uno de los instrumentos más demandados. Las clases de guitarra están llenas, con alumnos en lista de espera todos los años.

En España, lo que ocurre es que muchos profesores que desean a la vez mantener una carrera de concertista y dar clases, encuentran condiciones de trabajo mucho más interesantes en Europa. Lamento que las élites políticas de nuestro país no consideren una prioridad ofrecer una educación artística de calidad y accesible a todos. Para mí, la expresión artística debe ser uno de los pilares más importantes de una sociedad sana, justa y sensible.

Si no fueras guitarrista, ¿qué otra forma de arte o profesión elegirías?

Durante un tiempo estuve dudando entre periodismo y escritura, pero creo que sería algo ligado de alguna forma al mundo del arte. Creo que la vida no está hecha de compartimentos estancos, que las cosas pueden fluir. Eso me encanta de mi profesión, que me permite abordar otras pasiones y que todas confluyan en la música y en la guitarra.

De hecho, ahora tengo un proyecto que me llena de ilusión, y que precisamente aúna la música con las facetas de investigación y de escritura. Se trata de un espectáculo sobre la Edad de Plata española (1898-1936), con el que pretendo dar a conocer toda una época y un repertorio maravillosos de principios del siglo XX que cayeron en el olvido con la guerra civil y la dictadura franquista. Es un proyecto que estoy desarrollando en Francia, en el Conservatorio Superior de París, en colaboración con la mezzo-soprano Juliette Gauthier y el escenógrafo Barthélémy Fortier. Lo presentaremos en 2025, y estoy deseando compartirlo con el público de España y de Francia.

¿El músico, el artista, tiene que sufrir en su vida para tocar o componer y llegar al público, o puede haber vivido un camino de rosas y ser igual de expresivo?

¡No creo que haya que sufrir, creo que hay que vivir, y sobre todo tener algo que decir!

¿Qué significa para ti participar en un festival como Alborada Clásica, además en tu tierra natal, Salobreña?

Para mí ha sido una alegría ser invitada a este festival, que me parece una iniciativa muy valiosa para la costa tropical. Es muy importante que haya programadores que apuesten por dar a la costa una cultura de calidad durante todo el año, y no solo en el período estival, que es donde se suele concentrar la oferta cultural. No es fácil implementar un festival y fidelizar al público de la zona. Por eso me parece muy noble esta labor, y estoy muy contenta de formar parte de este proyecto este año.

Salobreña, además de ser el escenario querido de mi infancia y adolescencia, es sin duda mi lugar preferido para tocar. El público me regala, en cada ocasión, un calor, un cariño y una espontaneidad como no los he encontrado aún en ningún otro sitio.