Hablando con Ricardo Llorca

Conociendo a nuestros artistas

Una charla con Ricardo

Llorca, un compositor en nuestro Festival

En el vibrante escenario de la música clásica contemporánea, pocas figuras resuenan con la originalidad y el fervor de Ricardo Llorca. Con una trayectoria marcada por la innovación y una profunda conexión emocional con su audiencia, Llorca se ha destacado como uno de los compositores más influyentes de su generación. En el marco del prestigioso Festival Internacional Alborada Clásica, tenemos el privilegio de adentrarnos en el mundo de este maestro de la composición.

Reconocido mundialmente como compositor, también eres un escritor muy reservado para dar a conocer tus escritos. Sin embargo, en el VI Festival Internacional Alborada Clásica, se leerán parte de tus crónicas de Nueva York dramatizadas por Jorge Moreno Pieiga y con la actuación de la actriz Yolanda Gómez Escudero. ¿Qué emociones esperas de la escucha de tus textos acompañados o intercalados con música de piano? ¿Escribir y componer son procesos para ti similares?

Efectivamente, durante el próximo “Festival Internacional Alborada”, se darán a conocer pequeños fragmentos de unas crónicas que escribí en los años 90. En ese concierto se entremezclarán mis escritos con fragmentos de mi ópera “Las Horas Vacías” y de mis “Tres Piezas Académicas para piano”, interpretadas por Rosa Torres-Pardo, quien también tocará obras de compositores norteamericanos, tales como Philip Glass o John Adams, etc; o compositores que vivieron en Nueva York, como Astor Piazzola. Yo llevo ya casi 36 años viviendo en Nueva York y allí he conocido a todo tipo de personas. En mis “Crónicas” he escrito mi propia biografía en base a experiencias que tuve con otros músicos, y es, en cierta manera, un relato sobre cómo fue mi vida en el Nueva York de los años 90. En esta ciudad conocí gente con talento, aunque algunos con muy mala suerte; y también he tenido acceso al mundo más cerrado de la intelectualidad neoyorquina. Conocí muy de cerca a Susan Sontag; a Diana Trilling; a James Lord; a James Purdy; a Norman Mailer; al economista Robert Heilbroner; al biógrafo Francis Steegmuller; a William Weaver; a Noam Chomsky, etc, aunque, sobre todo, he conocido compositores. Con unos tuve historias muy desagradables y con otros no me queda más que buen recuerdo, como con David Diamond, una de las personas más cultas y más divertidas que he conocido en toda mi vida y una reliquia viviente de tiempos pasados. Bajo mi punto de vista, escribir y componer son procesos muy similares. En mi caso, aunque mi verdadera vocación siempre fue la música, yo he escrito pequeñas novelas, muchos artículos y ensayos sobre mi obra, los textos de mis óperas, y hasta la parte hablada de mi monodrama “The Dark Side”. Desde mi infancia estuve rodeado de escritores, directores de teatro, cine, etc, y la escritura siempre me ha llamado mucho la atención. Yo era alumno del Colegio Estilo, una institución pedagógica heredera de la Institución Libre de Enseñanza dirigida por la escritora Josefina Aldecoa. En el Colegio Estilo estudiaban muchos de los hijos de las grandes personalidades culturales de la época tales como García Berlanga, Bardem, Saura, José María de Quinto, Buero Vallejo, Alfonso Sastre, Vizcaíno Casas, Pablo Sorozábal, Rafael Azcona, García Hortelano, etc, y ese ambiente fue muy propicio para que los alumnos nos interesáramos por todos los aspectos de la cultura, no solo por la música.

Sonia De Munck interactuando con el público después de su actuación.

«…era como volver a empezar de nuevo sin calibrar todavía lo que me estaba esperando al otro lado de la aduana».

Tu viviste el Madrid de la movida de los 80 tocando en grupos pop. ¿Crees que marcó tu estilo como compositor este hecho? Que recuerdos tienes de aquello?

Yo, en Madrid, durante el día asistía a clases de composición, mientras que, por la noche, para horror de muchos alumnos y profesores del Real Conservatorio, participaba en la incipiente vida cultural de La Movida. Eso me causó muchos problemas porque había ciertos profesores y compañeros que no terminaban de comprender que no me dedicara en cuerpo y alma a la “música de vanguardia”, algo que entonces se practicaba con un fanatismo casi religioso. Otra alumna del Real Conservatorio que participaba por las noches en grupos de La Movida era Ana Curra, la teclista de Alaska y Los Pegamoides, una pianista excepcional que llegó a terminar la carrera y que hoy en dia es profesora en el Conservatorio de El Escorial. Ana Curra se presentaba en clase con trajes de cuero y el pelo de colores, algo que contrastaba vivamente con la moda imperante y más bien cutre del Real Conservatorio de aquellos años. Yo, en aquella época, además de la música contemporánea, me sentía atraído por la música electrónica y el tecno, y participaba como compositor y teclista en las bandas “Línea Vienesa” y “Los Garrido”, actuando en las salas Marquee, El Sol, y en la mítica sala de conciertos Rock-Ola, donde confraternizaba con mis compañeros de colegio Jorge y Carlos García Berlanga, y con artistas incipientes de la época tales como Sigfrido Martín Begué, Bernardo Bonezzi, Ceesepe, Ouka Lele, etc. Todavía me pregunto cómo al terminar mis estudios, yo pude conservar una cierta estabilidad psicológica pues no había sido tarea fácil compaginar aquel mundo tan frío, tan académico, tan sectario, y tan autocomplaciente del Real Conservatorio, con la sociedad hedonista y divertida que imperaba en los primeros tiempos de La Movida.

Dime en unas pocas palabras como fue aquel NY de los 90 que te tocó vivir. ¿Era la ciudad más cool y enérgica del mundo?

Yo me mudé a Nueva York en el año 1988. Muchos años antes de que yo llegara, Nueva York ya era la capital cultural de Occidente y el destino principal para todos los que estábamos interesados en el mundo del arte y, en mi caso particular, en el mundo de la música contemporánea. Mi pretexto fue venir a Nueva York para estudiar composición en The Juilliard School, la escuela de música más famosa del mundo. Equipado con una gran ambición profesional, y sin pararme a considerar cuáles eran mis auténticas limitaciones culturales –que todavía eran muchas–, yo quería entrar de lleno en el mundo de la música norteamericana. Era como volver a empezar de nuevo sin calibrar todavía lo que me estaba esperando al otro lado de la aduana, y sin saber que en los años venideros iba a necesitar una gran dosis de fuerza de voluntad y sentido del humor para poder sobrellevar con calma la que se me venía encima: el Nueva York de los años 90, que, efectivamente, era la ciudad mas “cool” y energética del mundo.

Cuéntanos un poco cómo viviste tu el día del atentado en las torres el 11 S de 2001

El 11 de septiembre de 2001 yo estaba en un avión de American Airlines viajando desde Puerto Rico a Nueva York, porque había tenido un concierto el dia anterior en el Teatro Bellas Artes de San Juan. El vuelo salió a las 8:30 de la mañana y, en cuanto el piloto supo las noticias de lo que estaba pasando en Nueva York, decidió dar la vuelta y regresar a Puerto Rico en donde tuve que estar casi una semana sin poder volver a mi casa que, por cierto, estaba muy muy cerca de las Torres Gemelas, ya que yo en aquella época vivía en el Soho.

Tu eres ciudadano americano y español; siempre me has parecido una persona muy vital, alegre y mediterránea, con un gusto por el disfrute de nuestro estilo de vida en España. ¿Qué destacarías de nuestro país y de los EEUU?

Es curioso que, durante los 36 años que llevo viviendo en Nueva York, haya tenido muy pocos problemas con los norteamericanos, salvo con un músico con el que trabajé en los años 90 y del que prefiero no acordarme. Todo consiste en respetarles y en comprender que los europeos y los norteamericanos venimos de dos tipos de culturas muy diferentes, aunque las dos igualmente válidas. La mayoría de los norteamericanos son personas muy asequibles, grandes conversadores, tienen un interés genuino hacia todo lo que les rodea y una actitud muy positiva ante la vida. Casi todos los compositores norteamericanos que he conocido y con los que he trabajado – David Diamond, Milton Babbit, Philip Glass, John Adams, etc.- son así. Milton Babbit era uno de los compositores más simpáticos y más abiertos que he conocido. Le interesaba todo y todo te lo preguntaba y te sentías muy a gusto con él desde el primer momento a pesar de ser uno de los compositores más prestigiosos de los Estados Unidos. Yo le comentaba mis dudas sobre el dodecafonismo y él discutía conmigo, pero siempre desde el respeto y desde la comprensión. Milton Babbit hablaba con la misma pasión sobre el «dodecafonismo en la obra tardía de Stravinsky», que nos comentaba el último partido de los «Nicks» mientras tomábamos una cerveza en el bar de Juilliard. Con David Diamond pasaba lo mismo. Diamond tenía una gran imaginación y la virtud de hacer interesante lo cotidiano y divertido lo aburrido. Sus anécdotas con Greta Garbo, con quien decía que iba al cine todos los jueves, eran impagables; o cuando me hablaba de su correspondencia con Dolores Ibárruri “La Pasionaria”; o su excitación cuando me explicaba cómo había sido la Batalla del Jarama y su participación en la Guerra Civil española luchando con las Brigadas Internacionales. Ver a aquella reliquia de ochenta años -teñido, maquillado y con colorete en las mejillas- gesticular mientras me mostraba con el máximo realismo posible como había degollado a un fascista italiano con sus propias manos, es uno de los recuerdos más impagables que me quedan de mis años de estudiante en Juilliard

«Hoy en día su «cultura de la queja» es algo que se ha extendido por todo el mundo y que es, según muchos autores, una de las principales causas de la pobreza cultural en la que vivimos actualmente.».

En el mundo en general, se observa un retroceso en las libertades en general; de opinión, de expresión, artística….qué pensáis de esta situación en España y en USA

Es curioso pero hoy es el aniversario del fallecimiento de Robert Hughes, uno de los mejores críticos de artes plásticas y un intelectual en el sentido más estricto, aunque prácticamente desconocido en España. En «La cultura de la queja», uno de sus libros más importantes, luchó contra una corrección política que está “corroída por la falsa piedad y por el eufemismo”. En este ensayo Hughes busca revalorar la calidad artística por sí misma, es decir, por sus méritos estéticos y no como una consecuencia del género, o de la situación económica, médica o mental del artista. “La queja –escribió– te da poder, aunque este poder no vaya más allá del soborno emocional o de la creación de inéditos niveles de culpabilidad social.” Rechazaba el culto “al niño interior maltratado”; le parecía que la persona que se victimiza vive en un estado inmaduro donde solo puede relacionarse con el mundo a través del reproche, el resentimiento o el chantaje. «La víctima es el héroe de nuestro tiempo. Ser víctima otorga prestigio, exige escucha, promete y fomenta reconocimiento. Inmuniza contra cualquier crítica y garantiza la inocencia más allá de toda duda razonable». Robert Hugues escribió «La cultura de la queja» en 1993 de manera premonitoria y a raíz de un ciclo de conferencias en la New York Public Library a las que tuve el placer de asistir. Curiosamente Robert Hugues se refería exclusivamente a la situación cultural en los Estados Unidos. Hoy en día su «cultura de la queja» es algo que se ha extendido por todo el mundo y que es, según muchos autores, una de las principales causas de la pobreza cultural en la que vivimos actualmente.

Un poco de polémica…¿estás a favor de que se restrinjan las corridas de toros? Independientemente de que os gusten o no….

A mí no me parece bien que se haga un espectáculo a base de torturar a un animal, y eso que mi madre, que era salmantina, venía de familia ganadera. Ella misma y mis hermanos, durante una temporada, fueron propietarios de una ganadería, aunque a mí ese aspecto nunca me interesó mucho, ni siquiera cuando era pequeño y me llevaban a los toros, algo que hemos vivido muchos niños de mi generación. Pienso que sería mucha mejor si las corridas de toros fueran como en Portugal, en donde no se sacrifica al toro ni (creo) se le tortura, aunque tampoco estoy muy puesto en ese tema. Aun así, tampoco estoy a favor de que se prohíban. Los toros es una tradición española milenaria que no se puede quitar así como así por decreto. Es algo muy arraigado en nuestra cultura y su celebración, o nó, lo tendría que decidir la ética de cada persona y no el gobierno. Repito: sería interesante considerar la tradición taurina portuguesa, que parece menos cruel que la nuestra.

Sabemos que eres maestro arrocero, cuéntanos cuál es el plato que más te gusta preparar y degustar.

El Arroz con Costra, que es típico de Elche, y la Coca Farcida, que es un plato típico de Benidorm, la tierra de mi padre. Efectivamente, me gusta mucho cocinar y he seguido la tradición de mi familia en donde todos cocinan muy bien. Mi madre, mi bisabuelo, y mi familia paterna, dejaron escritas muchas recetas en varios tomos que yo he recopilado. Es interesante porque muchos de esos platos ya no se hacen y solo se encuentran en libros antiguos como el de la Marquesa de Parabere y, a veces, ni eso. Recetas en las que te indican que, para el pavo trufado, primero tienes que emborrachar el pavo y después matarlo y que no sufra. De hecho, tengo un sobrino, Miguel Llorca, el hijo de mi hermano Pablo, el director de cine, que está ahora mismo estudiando en San Sebastián en el Basque Culinary Center. La familia de mi padre siempre han preparado todo tipo de cocas y de arroces. Sin embargo, mi abuela salmantina era una gran especialista en la cocina castellana. Yo he heredado el gusto familiar por la cocina y ya he ganado varios premios gastronómicos y eso me llena de orgullo. Casi tanto como los premios que me han dado durante mi trayectoria profesional en la música.

Dos películas y dos libros que te hayan marcado

«A la recherce…» de Marcel Proust; «Of Mice and Men» de Steinbeck; «Las Memorias de Adriano» de Marguerite Yourcenar; «In Cold Blood» de Truman Capote; “Nada” de Carmen Laforet, y toda la literatura sudamericana de la segunda mitad del Siglo XX. Ya sé que son mas de dos pero así están las cosas. En cuanto a películas, me gustan las neorrealistas Italianas, pero sobre todo “Rocco y sus Hermanos”, y cualquiera de las de Fellini. También me gusta “Chicago”, “Der Untergang”; las de Eric Von Stroheim, etc.

Cuál es el defecto y la virtud que más te gustan o disgustan en las personas

No tolero la vulgaridad, las faltas de educación y admiro a la gente luchadora. Personas que no se apoltronan en el sofá y que luchan por conseguir sus ideales, por imposibles que estos sean.

Elige perro o gato

Perro

De todo tu extenso catálogo ¿cuál es la obra de la que te sientes más orgulloso? ¿Y la que mejor refleja tu personalidad?

Yo creo que todas mis obras reflejan el estado de ánimo en el que me encontraba cuando las escribía. La verdad es que siempre te sientes más orgulloso de la última obra que has hecho. En este caso sería el “Cantar de Batre”, una obra para piano solo que estrenó Rosa Torres-Pardo en el Palau de la Música de Valencia el pasado mes de Junio de 2024.

¿Qué te queda por hacer que sueñas desde hace tiempo?

Demasiadas cosas….pero si se dicen no se cumplen.